Unidos en la diversidad: voces que transforman

El 17 de mayo de 2025, el mundo conmemora el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, una jornada dedicada a alzar la voz contra la discriminación, la violencia y la marginación que aún enfrentan millones de personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transgénero, intersexuales (LGBTIQ+). Esta fecha, instaurada en 2004 por la ONU para recordar la eliminación de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales por parte de la OMS en 1990, no solo celebra los logros alcanzados, sino que también nos insta a actuar con urgencia ante las desigualdades que persisten. Con rigor, corazón y un firme compromiso con los derechos humanos, este artículo reivindica un mundo donde nadie sea dejado atrás, en línea con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este compromiso exige la aprobación de políticas y leyes que erradiquen la discriminación por orientación sexual, identidad de género o expresión de género. Aunque se han logrado avances significativos —como la legalización del matrimonio igualitario en más de 35 países y la prohibición de la discriminación por orientación sexual en 43 Estados miembros de la ONU—, los desafíos son inmensos. En más de 70 países, las relaciones consensuadas entre personas del mismo sexo siguen siendo un delito, y en al menos 11, la homosexualidad se castiga con la pena de muerte, perpetuando un ciclo de violencia, miedo y exclusión.

Las personas LGBTIQ+ enfrentan barreras sistemáticas en el acceso a la salud, la educación, el empleo y la vivienda. En contextos de crisis, como conflictos o pandemias, estas comunidades son especialmente vulnerables, a menudo excluidas de la asistencia humanitaria. El auge de leyes “antipropaganda” en países como Rusia o Uganda, y las crecientes restricciones a los derechos de las personas transgénero en algunos Estados de EEUU, reflejan una preocupante regresión. En este escenario, la solidaridad global y las alianzas estratégicas son imprescindibles para combatir la violencia y promover la inclusión.

España se posiciona como un referente internacional en la defensa de los derechos LGBTIQ+, ocupando una posición destacada en el ranking de ILGA-Europe. La aprobación del matrimonio igualitario en 2005, la Ley 15/2022 para la Igualdad de Trato y la No Discriminación y la Ley 4/2023 para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans han consolidado un marco legal robusto. El Servicio 028 Arcoíris, lanzado en 2023, ha brindado atención a cientos de víctimas de LGTBIfobia, marcando un hito en la protección de derechos. Sin embargo, la lucha está lejos de terminar. Según la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE, el 48% de las personas LGBTIQ+ en España evitan mostrar afecto en público por temor a agresiones, y el 21% reporta discriminación en el ámbito laboral. En 2024, un caso en Valencia —donde una pareja gay fue agredida en un parque público— sacudió a la opinión pública, recordando que los discursos de odio siguen alimentando la violencia. En paralelo, la estigmatización y la precariedad económica agravan la vulnerabilidad de las personas trans, como refleja el dato de América Latina, donde se registraron más de 1,200 transfeminicidios entre 2016 y 2022.

Estos desafíos subrayan la urgencia de reforzar la educación inclusiva, combatir la desinformación y garantizar la seguridad de las comunidades LGBTIQ+. La lucha contra la LGTBIfobia no es solo una cuestión de leyes; es una batalla cultural que requiere corazón, compromiso y empatía. Historias como la de Lucía, una joven trans de Sevilla que, tras años de rechazo, encontró en una asociación local el apoyo para vivir plenamente su identidad, nos recuerdan que la solidaridad salva vidas. “Poder caminar sin miedo es mi mayor sueño”, comparte Lucía, reflejando la esperanza y la resiliencia de tantas personas LGBTIQ+ que luchan por vivir con dignidad.

En las redes sociales, activistas como @ASCENPA alzamos la voz para visibilizar la importancia de este día, denunciando el maltrato y promoviendo un mensaje de respeto y diversidad: “¡Basta ya de odio! La igualdad es un derecho, no un privilegio”. A esta lucha se suman numerosas organizaciones que trabajan incansablemente por construir un mundo en el que cada persona sea valorada por quien es, sin temor a ser discriminada. Estas voces, junto a las de millones en todo el mundo, refuerzan que cada paso hacia la inclusión fortalece nuestras sociedades, haciéndolas más justas, resilientes y humanas.

Para hacer realidad la visión de la Agenda 2030, necesitamos: Derogar leyes discriminatorias y garantizar la protección contra la violencia y el odio; Fomentar la educación inclusiva para desmantelar prejuicios desde la infancia; Ampliar el acceso a servicios esenciales, como la salud y el empleo, para las comunidades LGBTIQ+; Fortalecer las alianzas entre gobiernos, sociedad civil y sector privado, como las impulsadas por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en más de 50 países.

Hoy y todos los días, renovemos nuestro compromiso con un mundo donde la diversidad sea celebrada, no castigada. Porque como reza el lema de este año, “Unidos en la diversidad”, el cambio comienza cuando decidimos caminar juntos, sin dejar a nadie atrás.