La Laurel se aleja de Logroño: tres de cada cuatro logroñeses creen que hay que tomar medidas urgentes

El centro de Logroño, en la zona de la Calle Laurel

Olivia García Pérez

19 de mayo de 2025 19:56 h

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Hace algo menos de un año el Ayuntamiento de Logroño aprobó, por unanimidad, extender a todo el Casco Antiguo la prohibición de consumir cualquier tipo de bebida entre las doce de la noche y las ocho de la mañana, lo que incluía a la Calle Laurel. Se pretendía acabar con las noches sin ley que alteraban el sueño del vecindario. Espóiler: no se consiguió. Lejos de ello, lo que se viene detectando en los últimos tiempos es que la popularidad creciente de la Laurel entre quienes vienen de fuera no solo supone una molestia para los vecinos de la zona, sino para buena parte de la población de Logroño que poco a poco se ha ido alejando de su más emblemática calle.

Y no es una sensación. Basta con preguntar a la gente de Logroño cuál es su percepción sobre la calle Laurel. Buena parte de esas opiniones coinciden en que el auge de las despedidas de soltero y soltera y el cambio de modelo de ocio que trajo la pandemia desde el año 2020 han generado una masificación en la Laurel de Logroño que la hace ya intransitable para sus más fieles clientes, los logroñeses.

En una encuesta realizada por Rioja2 entre su audiencia en la que han participado cerca de mil personas, se evidencia que la relación de la ciudad con la Laurel ha ido cambiando (a peor) en estos últimos años. Si bien la mayor parte de las personas encuestadas, un 52,5 por ciento, dicen visitar la Laurel al menos una vez al mes, incluso una parte de ellos, todas las semanas, hay también un alto porcentaje de vecinos y vecinas de Logroño que aseguran que solo van de vez en cuando (un 37,4 por ciento) y una minoría, un 10 por ciento, que no van “prácticamente nunca”.

Los datos evidencian también que esta tendencia aleja cada vez a la población de Logroño de esta famosa zona de ocio. El 57 por ciento de las personas encuestadas afirman que desde hace unos pocos años van mucho menos de lo que iban antes y un 12,7 por ciento afirman que ya directamente no van. Es decir, siete de cada diez logroñeses afirman haber cambiado la tendencia e ir cada vez menos a la Calle Laurel. Queda un 17,5 por ciento que afirma ir lo mismo que siempre y un 13 por ciento que dice ir más que antes (este último porcentaje coincide con las personas más jóvenes).

La opinión general de los logroñeses y logroñesas sobre la Calle Laurel no ofrece datos mejores. Más del 77 por ciento de las personas encuestadas muestran opiniones negativas. En concreto, un 44 por ciento cree que esta calle es “una maravilla entre semana pero un infierno el fin de semana”. Esa es la opinión más extendida, que si eres de Logroño, esta zona de bares es una buena opción de lunes a jueves pero un lugar a evitar de viernes a domingo. Además, un 20 por ciento cree que se ha convertido en un lugar únicamente para turistas y despedidas y un 13,7 por ciento considera que esta zona de Logroño está muy sobrevalorada. Solo un 23 por ciento de las personas encuestadas considera que la Laurel es “lo mejor que tiene Logroño”. Una vez más, este último porcentaje coincide con las edades más tempranas, adolescentes y jóvenes.

Cuando lo que se pregunta es si se deberían tomar medidas en esta calle de Logroño, el porcentaje de las personas que consideran que sí también ronda el 75 por ciento. La mayoría, un 38,7 por ciento, considera que hay que vigilar más los comportamientos incívicos. Un 14,6 por ciento de las personas creen que directamente hay que acabar con las despedidas de soltero y soltera en esta zona. Y un 21,5 por ciento afirma que ojalá se tomasen medidas, pero lo ven bastante imposible.

Queda un 25 por ciento de la población que cree que la Laurel está bien como está (14 por ciento) y que cuanta más gente la visite, mejor (11 por ciento).

“La Laurel ha muerto de éxito para los vecinos de Logroño”

Hay bastante unanimidad respecto a que uno de los problemas de la calle Laurel es el incremento de los precios que hace que a la gente que viene de fuera para un día no le importe, pero que aleja a la gente de aquí de acudir a menudo. El otro principal problema es la masificación turística y la falta de civismo en algunos comportamientos. “Lo cierto es que ya no se puede ni pasar, ni que decir de poder pedir. Los precios han subido muchísimo. Ya no vale la pena ni intentar ir y tener que soportar los grupos de despedidas taponando la calle y gritándote al oído, el agobio, los tiempos de espera y los precios desorbitados. La Laurel ha muerto de éxito para los habitantes de Logroño”, señala uno de los encuestados.

“Se ha perdido el pincho de toda la vida, el pincho simple con alimentos básicos y preparado al momento, ahora todos son gourmets en muchos casos ya hechos para recalentarse en el microondas. El vino por copas es carísimo, cosa incomprensible estando el sector con unos excedentes tales que muchas bodegas desaparecerán, demasiada ambición”, señala otra persona. “No mejorará nunca porque la esencia la enterraron. Del chato de vino y un pincho básico sencillo a precio popular módico hemos pasado a gourmetería y turisteo. San Juan también está sucumbiendo”, añade en la misma línea otra persona.

“Es un espacio que ya hemos perdido para siempre, creo. Solo puedo decir lo que me gusta de cómo era antes. Un lugar en el que era posible encontrar al mismo tiempo un ambiente familiar, de personas mayores, gente joven y buena comida. Lleno, seguro, pero no saturado. Especial, con vida toda la semana y no solo durante dos días, sin gente irrespetuosa, que se atreve a hacer aquí lo que nunca haría en su ciudad o si barrio. Creo que el nuevo modelo de hostelería ya ha arrasado con lo que era la calle Laurel y dudo que pueda mejorar”, señala otro encuestado.

Las personas que han participado en este cuestionario plantean medidas de intervención como la regulación de horarios, la prohibición de servir copas, el control de aforos o dejar de promocionar turísticamente la calle. Creen también que se podría hacer un mayor trabajo por parte de la Policía Local controlando y sancionando de forma más intensa los comportamientos incívicos.

  • En esta encuesta de Rioja2 han participado 989 personas, el 64,4 por ciento son mujeres y el 35,6 por ciento son hombres. Por franjas de edad, un 40,3 por ciento son personas de entre 18 y 35 años, un 36 por ciento tienen entre 36 y 50 y un 17,2 por ciento tienen de 51 a 65 años. Además, hay un 3,8 por ciento de personas mayores de 65 años y un 2,7 por ciento de menores de 18.
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