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La Lonja de Zaragoza vuelve a enfrentar al Gobierno del PP con la ciudadanía, crítica con su reforma interior: “Es un disparate”

La Lonja de Zaragoza

Naiare Rodríguez Pérez

13 de mayo de 2025 22:41 h

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Construida en el siglo XVI a orillas del Ebro, La Lonja de Zaragoza es una de las mayores joyas del Renacimiento en Aragón y en España. Este edificio histórico sirve como sala de exposiciones y galería de arte desde hace varias décadas, pero, ahora, el Ayuntamiento plantea una reforma que ha desatado un controvertido debate.

El objetivo de este proyecto es remodelar el interior de este Bien de Interés Cultural (BIC), reorganizando así el espacio y actualizando sus infraestructuras. Además, pretenden volver a la entrada original de La Lonja cumpliendo con la ordenanza de accesibilidad, lo que supondría colocar una rampa hasta el interior del edificio.

Sin embargo, esta iniciativa ha tomado fuerza en las últimas semanas con la campaña impulsada por el colectivo GozARTE, desde donde denuncian que el proyecto municipal podría suponer una agresión directa al edificio. Su portavoz, Carlos Millán, es tajante: “Lo que plantea el Ayuntamiento va en contra de la Ley de Patrimonio. Quieren meter cubículos, climatización, vestuarios… Es un disparate”.

“La Lonja es uno de los elementos más importantes de Zaragoza. Surgió como un espacio para que los comerciantes pudieran hacer sus operaciones a cubierto”, recuerda Millán, quien también añade que “un Bien de Interés Cultural se puede conservar y, si es necesario, restaurar. Nada más”.

Las críticas al último intento por reformar la Lonja ha despertado críticas de numerosas personalidades zaragozanas. Entre ellas, el catedrático emérito de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza y exdirector de 'Heraldo de Aragón' Guillermo Fatás, que cerraba así una reciente tribuna en este rotativo: “El Ayuntamiento hace medio siglo que, de modo harto paleto, impide ver la Lonja como es. En 2025 va a estorbar su vista por medios nuevos: unos cuartos esquineros fijos que, entre lo que ocupen y lo que impidan ver (pues generan espacios ciegos), ocultarán ¡un quinto! de su espacio interior. Así, ¿qué galardón podría dar la Unesco?”.

De casa de mercaderes a sala de exposiciones

La historia de La Lonja está ligada al auge comercial de Zaragoza en la Edad Moderna. “Era una ciudad de comerciantes, y La Lonja se construyó para que pudieran hacer sus operaciones a cubierto”, agrega Millán.

Fue Pedro de la Hera quien proyectó el edificio hacia 1541, inspirándose en las lonjas de Valencia o Mallorca. Durante siglos tuvo distintos usos, hasta que, en la década de 1980, comenzó su conversión en sala de exposiciones. Desde entonces, acoge algunas de las muestras culturales más destacadas de la ciudad.

Según denuncia, “el problema es que llevamos medio siglo entrando en La Lonja sin ver La Lonja” porque, aunque las bóvedas sí se observan, “el resto está oculto por paneles, estructuras fijas o mostradores”.

El nuevo proyecto del Ayuntamiento no pretende alterar esa función cultural, sino “ordenarla”, según fuentes municipales. Plantea renovar infraestructuras como el suelo (colocado en los años 80), mejorar la accesibilidad y reubicar climatización, baños y otros servicios en los laterales del edificio.

“El objetivo es dejar el espacio más despejado. No se va a destrozar La Lonja. Al contrario, se busca una intervención más respetuosa con el patrimonio que lo que hay ahora Queremos adaptarlo sin perder su valor ni su uso cultural”, señalan desde el consistorio.

Pese a ello, el colectivo considera que la reforma sigue vulnerando la legislación vigente. “Quieren hacer cuatro grandes cubículos en el interior. Esto es una salvajada. Nos dicen que será más diáfano, pero en realidad meten más estructuras dentro”, cuestiona Millán.

Un proyecto aún pendiente

El proyecto, redactado por arquitectos municipales formados en patrimonio, aún debe pasar por la Comisión Provincial de Patrimonio del Gobierno de Aragón. Desde el Ayuntamiento destacan que no contempla instalar ascensores ni tocar la segunda planta, como sí se propuso en versiones anteriores que fueron rechazadas.

Desde el consistorio se argumenta que las reformas son necesarias para mantener el uso cultural del edificio. “Hemos tenido exposiciones de Goya, Miró o de la Galería de los Uffizi. Necesitamos unas condiciones mínimas para seguir acogiendo estas muestras”, señalan fuentes municipales.

Uno de los puntos de fricción está en la entrada. Mientras que colectivos ciudadanos defienden mantener el acceso actual desde la plaza del Pilar a pesar de que no sea el original, el Ayuntamiento insiste en recuperar la entrada histórica desde Don Jaime.

“Ahora la rampa de acceso quieren meterla dentro de La Lonja. Y eso no puede ser. Es mejor mantener la entrada que hay ahora para tocar el edificio lo menos posible”, indica Millán, quien asegura que el consistorio “nos está vendiendo la moto con este proyecto”.

Una alternativa en Fuenclara

Millán insiste en que no están en contra del uso cultural de La Lonja, pero sí de que se mantenga como una sala de exposiciones “a cualquier precio”. “Si las exposiciones se pueden hacer sin alterar el edificio, estupendo. Pero si suponen una agresión permanente, hay que buscar alternativas. Tenemos el Palacio de Fuenclara, que lleva años cerrado. Solo tienen que restaurarlo de una vez”.

Fuenclara, también declarado BIC, fue adquirido por el Ayuntamiento en 2003 y restaurado parcialmente. Ahora, aunque se encuentra cerrado y en desuso, se invierte en él alrededor de 100.000 anuales para realizar las labores de mantenimiento y conservación.

El Consistorio, sin embargo, advierte que rehabilitar este edificio costaría alrededor de nueve millones de euros y requeriría varios años. En este sentido, sostienen que “se pensó para el Museo de la Semana Santa, pero no cabían los elementos al ser un edificio compartimental”.

“No todos los edificios se pueden sacar a flote en un mandato ni en cinco. Vas haciendo algunos proyectos y otros no. Les ha pasado a todos los gobiernos, porque la política es decidir”, aclaran fuentes municipales.

El debate sigue abierto

Ante la falta de consenso, el pulso ciudadano continúa. Hace apenas unas semanas, decenas de personas rodearon La Lonja en un acto simbólico convocado por GozARTE. Millán afirma que, tras esa acción, fueron contactados por el equipo de la consejera de Cultura, Sara Fernández, para explicarles las virtudes del proyecto. “No nos convencieron, pero nosotros tampoco a ellos”, comenta.

Para los defensores del monumento, del debate no es solo local. Tal y como explica Millán, desde hace un tiempo se trabaja en la candidatura de La Lonja a Patrimonio Mundial de la UNESCO. Como es complicado que lo consiga por sí sola, se planteó sumarla a la declaración ya existente de la Lonja de Valencia, junto a las de Barcelona y Mallorca.

“Ahora, si vamos a la UNESCO y les decimos que hemos tirado la puerta original y construido cubículos dentro, nos dirán que no. Podemos olvidarnos entonces de la declaración”, advierte.

Del mismo modo, reflexiona sobre qué es lo que se quiere, “si tener exposiciones en La Lonja o un magnífico monumento de la ciudad”. “No hay comparación entre una cosa y otra, hay que sacar las exposiciones fuera. No puede ser un simple contendor porque las exposiciones la absorben”, afirma.

No obstante, desde el consistorio quieren insistir en que “La Lonja ya está compartimentada desde hace décadas” y que lo que se propone ahora es hacerla más funcional y respetuosa. “El equilibrio no es fácil, pero creemos que este proyecto lo consigue. Y la alternativa de dejarla vacía, aunque legítima, nos haría entrar en el debate de qué hacemos con las exposiciones”, manifiestan.

Mientras el proyecto continúa en exposición pública y se espera la valoración de la Comisión de Patrimonio, el edificio sigue en pie y la polémica en el centro de debate. Una polémica que no solo interpela a arquitectos y políticos, sino a una ciudad entera sobre qué hacer con su pasado para que no se desvanezca en el futuro.

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