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Garaikoetxea, el tercer lehendakari

Carlos Garaikoetxea Urriza, tercer lehendakari en la historia de Euzkadi. Navarro, abogado economista de Deusto, euskaldunberri, expresidente de la Cámara de Comercio de Pamplona, promotor de la ikastola de Iruña, tres hijos, deportista, bien parecido. No sólo era una persona de carne y hueso sino el modelo ideal, jamás soñado, para representar al PNV tras la dictadura de Franco. Fue parte importante del éxito del PNV en aquellos años boreales.
No sé cómo llegó a oídos de don Manuel de Irujo, el exministro de la República, la referencia navarra por excelencia, cuyo padre don Daniel había sido el abogado defensor de Sabino Arana, quien le mandó un mensaje escueto pero contundente. “Tenemos que construir la casa de nuevo y usted debe ser el principal albañil”.
Le conocí en San Sebastián en 1976 en la presentación de la reedición del libro del lehendakari Agirre centrado en sus tiempos de diputado. Efectivamente. Era el político de diseño del que me habían hablado.
Tras la primera asamblea celebrada en Iruña en marzo de 1977, accede a la presidencia del EBB. Fue el dedo de Arzalluz quien lo señaló y todos votamos por él. Formé parte de su equipo hasta 1980. En esos años se aprobó la Constitución y el Estatuto de Gernika. Su mano fue fundamental.
El primer contratiempo lo tuvimos el 15 de junio de 1977. Encabezaba Garaikoetxea la lista de Unión Autonomista Navarra (PNV, ESB, ANV) pero no salió elegido. A don Manuel no le gustó fuéramos a aquellas elecciones sin nuestra sigla. Desde entonces el PNV no ha levantado cabeza. No sé cuál hubiera sido hoy la historia de haber batallado y hecho política Garaikoetxea en Navarra con la sigla en el dorsal todos estos años. Creo habría ido superando la fuerza de la derecha en Navarra y de la manipulación diaria y obsesiva del Diario de Navarra.
En el año 1979 el presidente del EBB era Carlos Garaikoetxea. En Bermeo se organizó un mitin. Hablamos los dos junto a Arzalluz, Antón Ormaza y Lurdes Munitxa. Tras aquel tan intenso acto me dice Garaikoetxea: “¿Me llevas a Bilbao?”. Yo conducía y conduzco muy mal. Tenía un R5 amarillo y le pregunté si se atrevía a ir conmigo. Me dijo que si. Se la jugaba. Pronto supe por qué. Tenía él su interés en preguntarme cosas del Partido en Bizkaia (vivía en el hotel Ercilla) ya que yo era burukide del EBB por Bizkaia y a mitad de camino me pregunta el por qué no confiábamos en él. Le digo que no es verdad.
Basaba su pregunta en una inquietud. En aquel año 1979 se celebraron elecciones generales y no le propusimos en ningún puesto de salida para ir al Congreso. Y le digo que ante esas elecciones legislativas españolas, para nosotros su presidencia del EBB era fundamental, más que ser diputado en Madrid, y le apunto que se podía plantear su presidencia al Consejo General Vasco que tenía que elegir un nuevo presidente, pues tras las elecciones de aquel mes de marzo y ante nuestra victoria, se tenía que renovar dicho Consejo así como al presidente Ramón Rubial.
Le vuelvo a decir que para nosotros su presidencia del EBB era muy importante y se me ocurre comentarle, al comprobar que le interesaba el cargo público de la presidencia del Consejo General Vasco, si me dejaba plantear que siguiera siendo presidente del EBB y presidente del Consejo General Vasco, simultaneando con la presidencia del EBB y se le levantara la incompatibilidad. Ante eso me preguntó si se podría hacer esa operación y que me daba su autorización para sondearla. Y le dejé en el hotel.
Al día siguiente me encuentro con Arzalluz, pues éramos vecinos en el Campo de Volantín, y se lo digo. Me mira, cuadra su mandíbula y me dice algo extraño: si tienes que decir que me opongo dilo para que salga. Aquello me extrañó pero le cogí la palabra. Hablo posteriormente con Retolaza, que siempre me lo recordó, y dice que sí. Y hablo con Ormaza y Saratxaga. Les pareció muy bien. Y como consecuencia de aquello tuvimos una asamblea encrespada pues este tema de las incompatibilidades no se admitía con facilidad en aquellos años pero al final se aprueba.
Aquello fue muy importante pues Garaikoetxea tenía dos sombreros, la presidencia del EBB y la presidencia del Consejo General Vasco, lo que le daba visibilidad e interlocución con todos. De ahí que cuando el Movimiento Comunista sacó unos carteles de Garaikoetxea dándole la mano a Adolfo Suárez en La Moncloa para denigrarlo como entreguista se equivocaron meridianamente pues era una foto del tú a tú negociador, de igual a igual, un Estatuto para Euzkadi logrado por él con el Gobierno español.
Y esa negociación, protagonizada por Garaikoetxea, le dio una inmensa vitola política de tal forma que Garaikoetxea, navarro, euskaldun berri, presidente del EBB y del Consejo General Vasco era ya San Dios. Había demostrado oratoria, ideas claras, aguante y liderazgo. Lógicamente fue su gran catapulta para ser el candidato a lehendakari en las primeras elecciones autonómicas tras aprobarse el estatuto en 1979. Hizo una magnífica campaña. Y fue elegido lehendakari con mayoría absoluta y con la diferencia de un solo voto para poder gobernar, con toda la oposición unida al no ir la entonces HB al Parlamento.
Todo un Gobierno para todo un pueblo
Me tocó dirigir la campaña electoral del PNV en 1980. Garaikoetxea, encabezó la candidatura por Gipuzkoa y el recién llegado del exilio lehendakari Leizaola la de Bizkaia. Teníamos el mejor candidato: joven, economista, navarro, con telegenia, presidente del Partido. Y aprovechamos la dinámica creada tras el regreso de Leizaola y la aprobación del estatuto. Y le encargamos a la agencia Danis una campaña que tuvo como lema “Todo un Gobierno para todo un pueblo” sabiendo que elegíamos el primer Parlamento de la historia con tres territorios. Elegíamos parlamentarios, no un presidente. Pero la oferta funcionó. Por eso HB decía que era un parlamentutxu vascongado, no un ejecutivo, y decidieron no ir. De esa manera Garaikoetxea formó un Gobierno monocolor con apoyo del PNV. Y en Gernika el 9 de abril se eligió a Garaikoetxea lehendakari y formó ese Gobierno de personalidades que fue un puntazo.
Todo en ese momento era luminoso y cordial a pesar de las tensiones anteriores sobre todo cuando en enero de 1980 nos retiramos de las Cortes estando fuera de ellas hasta septiembre. No me alargo. Fui elegido parlamentario en 1980 y me llamó para que le ayudara en la relación con los Centros Vascos de la Diáspora. Tenía el despacho en el primer piso de Ajuria Enea y le organicé el primer viaje a Panamá, Venezuela y Colombia en 1983. Lo bordó. No iba un presidente autonómico más.
Pero se fue. Como me dijo en su día el periodista Germán Yanke, “el PNV no ha acabado con una presidencia, ha derribado una monarquía”. Pues sí. Aquella división fue muy dura, traumática, y sobre todo muy absurda. Faltó flexibilidad, larga mirada, y sobró obstinación y terquedad. Y como conclusión aquello nunca debió de haber ocurrido, pero ocurrió. Faltó hábito democrático.
Hoy, el homenaje que se le tributa al tercer lehendakari es justo y necesario. Le vi en Gernika el mes de marzo y anteriormente en la capilla ardiente del lehendakari Ardanza. Aquellos años iniciales fueron magníficos donde se hizo muchísimo y tenemos la obligación de honrar a quien encabezó tantas cosas. El PNV, con el tiempo, le otorgó el premio Sabino Arana y ahora le rinde homenaje gubernamental. Es propio de sociedades civilizadas que muestran lo mejor de sí mismas dejando de lado las impurezas humanas que nos rodean diariamente.
Zorionak, lehendakari!
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