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El cole de Madrid que ha tirado el muro para unirse al parque y combatir el calor: “Es un oasis climático”

Dos niñas juegan en el patio del colegio Navas de Tolosa. Al fondo, el parque de la Dehesa Boyal.

Andrés Actis

14 de junio de 2025 22:06 h

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Cuando el reloj marca las 11:00, los alumnos de uno de los cursos de primaria del colegio CEIP Navas de Tolosa, ubicado en el barrio de San Cristóbal de Los Ángeles, en el distrito de Villaverde, en el extremo sur de Madrid, ya tienen puestos sus trajes de baño y aplicada la crema solar. El recreo, con una temperatura asfixiante que supera los 33 grados, será con agua. Saltarán, jugarán y gritarán debajo de una zona con muchos chorros, una propuesta pionera para combatir el calor en los patios escolares. “Se secan y entran fresquitos al aula para seguir estudiando, es una maravilla”, explica Carmen Rubio, la directora.

A los niños y niñas de primero y tercero, con solo una clase por curso, les toca los lunes. A los de segundo, los martes. Los miércoles se mojan los de cuarto. Y jueves y viernes, los mayores, los de quinto y sexto. Los pequeños de educación infantil van después. Los juegos se activan con pulsadores. El agua cae durante cuatro minutos y los alumnos están autorizados a pulsar el botón un máximo de tres veces. “Es una solución muy buena para combatir un calor que en mayo y junio es cada vez más intenso”, cuenta Rubio, que lleva más de 20 años trabajando en esta institución.

Al principio, reconoce, el agua en el patio fue un “caos”. “Nos encontramos con algo totalmente novedoso, que nadie sabía cómo gestionar”, recuerda. Se estableció un cronograma y un protocolo para su uso. Los padres saben que, esos días, sus hijos deben llevar en la mochila un bañador, una toalla, crema solar y una muda de ropa seca. “Es el segundo año de esta experiencia, la recomendamos. No podemos seguir con los patios de siempre, solo con pistas asfaltadas y sin sombras”, reflexiona la pedagoga.

Los juegos de agua del CEIP Navas de Tolosa forman parte de un proyecto piloto de la Unión Europa para la renaturalización de patios de colegios. Lovaina (Bélgica), Cracovia (Polonia) y Madrid fueron las tres ciudades elegidas para empezar a aplicar el programa People-Driven: Adapting Cities for Tomorrow (LIFE PACT), de adaptación urbana al cambio climático.

Manuel Alméstar, investigador del Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo de la Universidad Politécnica de Madrid, fue el nexo entre la UE y el Ayuntamiento de Madrid, que eligió al barrio de San Cristóbal –con uno de los índices más altos de “vulnerabilidad social, económica y ambiental” de la ciudad– para ejecutar el programa. Se formó un equipo compuesto por tres laboratorios de innovación (Democratic Society, Basurama, Dark Matter Labs) y se convocó al consorcio local y a organizaciones sociales del barrio para pensar un nuevo patio del colegio, adaptado a las olas de calor con soluciones basadas en la naturaleza.

Superado con éxito el reto institucional de la gobernanza de la obra, “uno de los más difíciles”, admite Alméstar, llegó el momento de escuchar a los alumnos, quienes, a pura imaginación, “modelaron físicamente nuevos escenarios para su patio”. “El resultado fue un torrente de ideas tan oníricas como concretas: mesas de ping-pong hechas de madera, túneles subterráneos para jugar al escondite, huertos, flores y hasta un cine de marionetas”, recuerda el investigador.

El proceso de escucha con el alumnado permitió identificar las áreas del patio que generaban más satisfacción, los pocos espacios con sombra, por ejemplo, o frustración, canchas a pleno sol imposibles de utilizar en los meses de calor. “Cuando quieres saber qué opina un niño, puedes montar un taller, donde el niño habla, o proponer actividades, donde el niño juega. En este proyecto hicimos lo segundo. Provocamos distintas situaciones en el patio, simulando el festejo de un cumpleaños, por ejemplo, para ver sus reacciones, sus movimientos y necesidades. A partir de esa observación se pensó y se ejecutó un diseño”, explica Juan López-Aranguren, arquitecto del laboratorio Democratic Society.

La renaturalización

Alméstar lamenta que, en la mayoría de las ciudades occidentales, los centros educativos y sus entornos se siguen diseñando con patrones arquitectónicos que datan de mediados del siglo XX, que tienden a “maximizar el espacio utilizable para campos de deportes y áreas de recreo pavimentadas, con poca consideración por la diversidad ecológica o las necesidades de desarrollo integral de los niños”.

Como resultado, los patios escolares son, en su mayoría, “espacios planos y homogéneos, con escasa o nula vegetación, y diseñados principalmente para deportes competitivos”. “Esta disposición no solo ignora la importancia de la actividad física no estructurada y la interacción social espontánea, también pasa por alto los crecientes desafíos ambientales y de salud que enfrentamos. La renaturalización de los entornos escolares emerge como una respuesta necesaria y oportuna para abordar tanto las necesidades de desarrollo de los niños como las demandas de sostenibilidad ambiental”, subraya.

Además de los juegos de agua, el proyecto de “oasis climático” inaugurado en la primavera de 2024 incluyó la apertura del patio escolar hacia el entorno natural circundante, el bucólico parque de la Dehesa Boyal, que linda con el colegio. Se tiraron los muros perimetrales de hormigón de dos metros de altura y se colocaron vallas abiertas, con barrotes muy finos, casi transparentes.

Ahora tenemos un cole integrado en la naturaleza, sin muros que recordaban a los patios de las cárceles, una maravilla tanto para los alumnos como para los profesores

Carmen Rubio Directora del colegio público Navas de Tolosa de Madrid.

“Ahora, el patio y la dehesa forman parte de un mismo espacio. Un entorno más verde, con un efecto refrigerador y que mejora la relación de los niños con la naturaleza”, explica el experto. La directora del colegio se anima a aventurar que este derribo tampoco tiene ningún antecedente en la península. “Esta obra fue la que más miedo y dudas nos generó. Había temor de que los niños se salieran o que interactuaran con personas de fuera. Pero en este año y medio que llevamos con el patio renaturalizado no ha pasado absolutamente nada. Ahora tenemos un cole integrado en la naturaleza, sin muros que recordaban a los patios de las cárceles, una maravilla tanto para los alumnos como para los profesores”, señala.

También se sustituyó el pavimento duro por materiales permeables como grava, arena o tierra para “mejorar el confort térmico”. Se plantaron más de 70 árboles –aún muy pequeños– y se creó una zona de sombra mediante pérgolas vegetales. Las nuevas gradas de las pistas de deporte se construyeron con bancos de gaviones, una combinación de piedra y madera que absorbe menos calor que el cemento.

¿Cuánto ha bajado la temperatura en este patio? Las mediciones cuantitativas son el próximo paso, asegura Alméstar. Pero según las estimaciones del proyecto, la vegetación, los nuevos materiales, las sombras y el agua reducen la temperatura entre 2 ºC y 5 ºC: “Entre todos, profesionales, alumnos, profesores, autoridades políticas, técnicos municipales y vecinos hemos rediseñado las propias reglas de juego, hemos demostrado que estos proyectos son posibles. Ahora el reto es escalar a los 250 colegios públicos de Madrid. Por qué no a todos los de España”.

Este patio es un mundo

Para la directora de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA), Elena Núñez, San Cristóbal es el barrio “más multicultural” de todo Madrid. “Conviven más de 60 nacionalidades”, agrega Montse Moya, de la organización vecinal Cinesia. Por lo tanto, coinciden ambas mujeres, el “patio del colegio es un mundo”. Desde el 2024, un mundo “más verde, natural y fresco”.

Meses atrás, el colegio reunió en un acto a todos los actores que intervinieron en esta transformación. En la jornada, que se tituló Elogio al patio escolar, se proyectó un documental con las voces de los alumnos. En las disertaciones, Marisol Mena, técnica del Ayuntamiento de Madrid, reconoció que el proyecto marcó su vida profesional. “Es un antes y después en mi carrera”, aseguró emocionada.

Orlando Chacón, concejal presidente del distrito de Villaverde, celebró que el patio haya dejado de ser “un mar de cemento y hormigón” para convertirse en “un auténtico oasis climático y social”. “Este patio no es solo un lugar de recreo. Es un espacio de convivencia, aprendizaje y acción colectiva”, enfatizó.

La directora del cole, Carmen Rubio, espero que el proyecto se replique en otros espacios: “Tiene que servir de ejemplo, no sabéis lo satisfactorio que es ver a los niños y niñas frescos, mojados y alegres con el calor de estos últimos días”.

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