El presidente de la Conferencia Episcopal pide a los propietarios no especular con las viviendas en alquiler

El presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha reclamado este lunes a los propietarios de viviendas en alquiler que no especulen y pongan precios más asequibles para que familias con menos recursos también tengan opción de acceder a este mercado.
Durante la presentación de la memoria de Cáritas Diocesana de Valladolid, Argüello ha reclamado a los propietarios “una renta que no responda a realidades especulativas”, en referencia a la escalada de precios que se ha producido en los últimos años en el sector del alquiler de viviendas y la situación en que deja esta realidad a las familias más vulnerables.
Durante el pasado año, Cáritas puso el foco en dos realidades de vulnerabilidad: la transmisión intergeneracional de la pobreza y el derecho a una vivienda digna y adecuada, siendo esta última uno de los problemas más acuciantes, debido al incremento de los precios de dichas viviendas, según plantea esta memoria.
En este sentido, Argüello ha hecho un llamamiento para que las personas que hayan invertido en viviendas tengan en cuenta que se trata de un bien esencial y las pongan a disposición de familias con menos recursos, a precios más asequibles.
“La caridad de la iglesia tiene diferentes expresiones y esta incluye el uso de nuestros bienes en beneficio de la comunidad”, ha añadido el arzobispo de Valladolid, quien ha destacado el lema de Cáritas para este próximo año: “Mientras haya personas, hay esperanzas”.
La memoria, en datos
Un total de 11.526 personas fueron beneficiarias de los diferentes programas de Cáritas en Valladolid durante 2024, gracias a los casi cuatro millones de euros que aportaron los 1.696 socios o donantes y varias entidades privadas, según la memoria presentada este lunes.
Tal y como ha detallado el delegado episcopal de Cáritas Valladolid, José Colinas, “este informe demuestra que es posible otra forma de relacionarnos y querernos, porque detrás de las historias de vida, hay personas de carne y hueso que sufren”.
Por ello se ha acompañado a 9.058 participantes en los distintos recursos, aunque el acompañamiento repercutió en otras 2.468 personas, por lo que se han beneficiado 11.526, gracias a la dedicación y el apoyo de 466 voluntarios y 71 trabajadores, que desarrollaron 115 proyectos específicos dentro de los diferentes programas.
La mayor partida de gasto -el 28,3%- se ha destinado a los más de 2.000 hogares del Programa de Acogida y Atención Primaria, del que se han beneficiado 7.626 personas y de los que el 17% correspondían a personas que vivían solas y el 31%, a familias monoparentales.
Se han aportado, a este ámbito, 700.000 euros para ayudas directas a los participantes, que han servido para pagar alquileres y realquileres, suministros del hogar, alimentación o transporte y que se han tratado de dignificar, con transferencias bancarias, gestión de tarjetas monedero o vales de supermercados.
Pero la carencia más importante, aunque no sea la más visible, es la falta de una red de apoyos, de ahí que una de las grandes apuestas de la entidad haya sido la consolidación del programa de “Animación Comunitaria”, en la que también participan los propios receptores de las ayudas.
Y se ha hecho especial hincapié en el Programa de Personas sin Hogar, mejorando las zonas de higiene, comedor, lavandería o taquillas, y ampliando la oferta de actividades que se desarrollan y también en el Programa de Empleo y Economía Solidaria, con el que se han atendido a 1.648 personas.
De estas, el 57% han participado en procesos de acompañamiento personalizado y se ha logrado una inserción laboral del 36,8%, ya que 302 personas consiguieron un empleo tras realizar un itinerario personalizado, según ha apuntado el presidente de Cáritas Valladolid, Guenther Boelhoff.
Asimismo, ha destacado el carácter universal y transversal de los programas desarrollados por Cáritas, que permiten ver a las personas en su conjunto, en sus dimensiones de posibilidad, con una mayor presencia en el territorio y, de manera especial, en el medio rural.
En cuanto al perfil de los participantes, “el 58% no son españoles”, lo que determina que la iglesia “no es ajena a la realidad migratoria” ni a los especiales casos de vulnerabilidad, como las mujeres víctimas de violencia de género o menores embarazadas.
“Es una obligación moral procurar el bien a los demás a través de acciones que contribuyan a mejorar la comunidad”, ha concluido Argüello.
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